La pintura de Caritat Gómez, siempre equilibrada en la composición y en el color, induce a la paz. Suele describir lugares próximos en los paisajes y situaciones habituales en los interiores, lo cual le facilita que en sus tema s afloren sentimientos de solidaridad y civilizado respeto hacia los demás. Cree en lo estable, pero no lo impone, sino que lo describe de manera agradable para que sea apetecible por una sociedad que en varios aspectos necesita recuperar la norma en las costumbres y dejar de lado la excitación.
La obra pictórica de Caritat Gómez nunca es ruidosa, pero resulta sólida en los conceptos y se afirma en las cualidades técnicas para expresar con armonía la voluntad de paz y orden que la mueven. Es su personal y grata manera de ser artista.

Es una pintura intimista la que da imagen a la obra de Caritat Gómez. Temas de su entorno -en lo humano i en lo físico- son los que abundan en una obra que el color dibuja y pinta; descripción y sentimiento que sabe aunar –venciendo dificultades que se propone en orden a la perspectiva- dentro de un lenguaje expresivo que hace pincelado con libertad y precisión.
La figura es una de las más constantes protagonistas: captada en vivo, sigue viviendo en los diferentes cuadros, bañada siempre por la luz y ganada por una coloración limpia y descriptiva que hace extensible al resto del espacio abierto que habita.
Se trata, pues, de una obra sensible y fresca, dibujada y libre que encuentra la belleza en la verdad y la proclama.

Caritat Gómez elabora una poética privada del paisaje, a partir de una particular mirada sobre la naturaleza en la cual cada ser vivo –plantas, árboles y animales- se revela como indispensable, tanto desde el punto de vista iconográfico como compositivo. Y es que en esta obra el amor por la pintura y por el medio natural discurren de manera indisoluble, manifestando una visión armónica del universo que es también reflejo de un mundo íntimo, cálido y apacible; todo esto hilado con la extrema solidez y el entusiasmo vital que caracterizan su trabajo.

Es su pintura un canto constante a su ambiente, a su entorno, demostrando que para hacer buena pintura no hay que ir en busca de temas grandilocuentes. En el mínimo encuentra Caritat Gómez el motivo pictórico; nos lo demuestra en cada una de sus obras.